Programa apresurado para volver después de un fin de semana diciendo que ya conoces París
Viernes, 25.01.2013. Inauguramos París
Llegamos
al aeropuerto Charles de Gaulle a las 18:30 horas. Es uno de los aeropuertos
más importantes del mundo (el segundo después de Heathrow). Está a 23 km de la
ciudad.
Las alternativas y precios por persona para ir
al centro son las siguientes: Autobús, (5,10 €), RER B/Metro, 9,25€. Descartados Alquiler coche (somos 10), Taxi (55 € y una hora) y Shuttle (microbús privado para 5/7 personas).
En tren (RER) desde CDG
a Gare du Nord se tardan unos 25 minutos. Desde allí a Pere Lachaise hay 8
estaciones en la línea M2 del Metro. El billete de RER es válido para el Metro.
En una hora más o menos podemos estar en casa.
El horario del Metro es de 05:30 a 01:15. Los
billetes normales (Ticket t+) pueden ser adquiridos de forma individual o en
packs de 10 en ventanillas y máquinas expendedoras. El precio es de 1,7 € el
billete sencillo y de 12,7 € el pack de 10.
La línea del autobús 351 lleva hasta Nation.
Hay que andar un poco pero es la forma más económica aunque con las maletas la
caminata no parece lo más indicado.
Llegaremos al hotel alrededor de las 20:30/21
h. A esas horas no es fácil encontrar algo para cenar en el barrio. He visto un
bistrot-brasserie a la altura del 133 de la Rue de la Roquette, esquina Saint
Maur (Le Decalé), que puede servir para un tentempié.
Podemos
dar un paseíto por el barrio. No parece conveniente pensar en desplazarse al
centro porque al día siguiente hay que madrugar, pero ya veremos en el momento
lo que pasa.
Sábado
26.01.2013. Arc du Triomphe, Champs Elysées, Concorde, la
Madeleine, Ópera, Place Vendôme.
Vamos a
comenzar el paseo desde el Arco del Triunfo, de oeste a este. Para llegar hay
que coger el metro hasta Charles de Gaulle-Etoile. Llegan allí las líneas M1,
M2 y M6 y también el RER A. El Arco del Triunfo lo hizo construir
Napoleón para celebrar su victoria en la batalla de Austerlitz, al parecer
inspirado en el Arco de Tito en Roma. Allí se encuentra la Tumba del soldado
desconocido,
que homenajea con una llama permanente a los caídos en la primera guerra
mundial. Es posible ascender a la terraza que hay en lo más alto y disfrutar de
una interesante vista panorámica de París. Se puede ver, al oeste el Gran Arco de la Defensa y en el lado contrario
el Obelisco de la Plaza de la Concordia. Entre medias las doce avenidas
radiales que confluyen en la plaza. En principio arrancamos en dirección este
para hacer el recorrido de los Campos Eliseos hasta la Place de la Concorde.
En línea recta son alrededor de unos 3,5 kms.
Al salir
de Charles de Gaule-Etoile, el primer barrio a la derecha, en dirección al
Sena, es el barrio Chaillot, una zona residencial de casas majestuosas sin
bares ni comercios. En esta zona se encuentran muchas embajadas. Entre la
avenida George V, los Campos Elíseos y la avenida Montaigne, se encuentra el
famoso Triangle d´Or, una zona exquisita en
la que se albergan las principales firmas de la moda parisina. Por allí están
Christian Dore, Givenchy (delante de la embajada española), un poco más
adelante Balenciaga, Kenzo, Yves Saint Laurent, Chanel, etc. Al parecer, vale
la pena visitar la de Jean Paul Gautier, en la Av. Georges V, con estanterías
en cristal de Venecia, pantallas de vídeo incrustadas en las paredes y un busto
femenino presidiendo el vestíbulo, La acogida de gente normal en estos
espacios, en principio reservados a gente adinerada, suele ser fría pero
educada. En medio de este dominio italo-francés casi exclusivo, Calvin Klein
fue la primera firma americana que se hizo un hueco en la zona, aunque ahora ya
hay bastantes. Justo enfrente de Calvin Klein (en el n º 25 de la Avenida
Montaigne) se halla el peliculero hotel de cinco estrellas Plaza Athénée París (Cuando menos te lo
esperas, El diablo viste de Prada, Sexo en Nueva York), que permite hacer una
pausa. En su salón cafetería de la planta baja se puede degustar un té inglés
con rosquillas y retomar fuerzas antes de proseguir. Al final de la avenida
está Prada, la marca italiana. Haciendo esquina con los Campos Elíseos, sobre
una superficie de mil metros cuadrados y tres pisos, Louis Vuitton. La créme de
la créme está en el Triángulo de Oro..
Un poco
más adelante, siguiendo a la derecha por la Av. Winston Churchil, están el Grand Palais (suele haber exposiciones interesantes; hasta
el 3 de febrero está la de Hopper por si alguien no la ha visto en Madrid) y el
Petit Palais, diseñados para la Exposición Universal
de 1900. Al final de la Avenida W. Churchill, se encuentra el Puente de Alejandro III, que cruza el Sena
hacia la explanada de los Inválidos (tumba de Napoleón) y la torre Eiffel. El
puente de Alejandro III es el más largo y el más bonito. Ha sido protagonista
en muchas películas (Panorama para matar –James Bond-, Anastasia –Ingrid
Bergman-, Medianoche en París –Woody Allen).
Poco antes de llegar a la Place de la Concorde, a la izquierda está el Palacio del Elíseo, residencia del
presidente francés, aunque la entrada principal está en el lado opuesto, por la
Rue Saint Honoré.
La place de la Concorde es uno de los puntos neurálgicos
de París y una locura de tráfico. Esta plaza, además, tiene algo que ver con la
denominación de París como “la ciudad de la luz”. Aunque hay otras versiones,
lo cierto es que la Place de la Concorde es el primer lugar donde se instaló la
luz eléctrica en la ciudad en 1844, siendo París una de las ciudades pioneras
en la instalación de luz eléctrica, motivo por el cual se le empezó a conocer
como "ciudad de la luz" (también dicen que se la llama así porque en
el siglo XVII se instauró la norma de encender una lumbre en las ventanas para
que la ciudad no fuera tan peligrosa de noche). En el centro de la plaza se
puede apreciar el Obelisco traído de Luxor. La
plaza es uno de los lugares más visitados de París, pero hay un detalle
importante del obelisco y de la Plaza que suele pasa inadvertido para la mayor
parte de la gente. Casi nadie repara en que la plaza y el obelisco son el mayor
reloj solar del mundo. Los números romanos que hay en el suelo repartidos por
toda la plaza indican la hora. El obelisco es un gigantesco reloj de sol.
Al norte,
en medio de los dos edificios encolumnados arranca la rue Royale, al fondo de la
cual se aprecia la iglesia de la Madeleine. En el lado opuesto, cruzando el
puente de la Concordia, el Palacio Bourbón, sede de la Asamblea
Nacional, al otro lado del Sena. Al este, como prolongación de los Campos
Elíseos, los jardines de Tullerías, con el Louvre al fondo. Hacia el norte,
tomando la rue Royale, se ve la iglesia de la
Madeleine,
que se parece al Partenón de Atenas. En el camino, antes de llegar a la Madeleine,
a la izquierda, está el célebre y prohibitivo restaurante Maxims. Los precios no son
aptos para todos los bolsillos, pero justo al lado esta Minim´s, una cafetería
con platos de calidad y algo más económicos. Hay que fijarse en una vitrina
sucia que hay al lado del Maxim´s, que guarda un pedazo importante de historia,
un edicto que llamaba a la movilización general para el 2 de agosto de 1914,
justo un día antes de que Alemania declarase oficialmente la guerra a Francia.
En
esa misma acera, un poco más cerca de la Madeleine hay algunas tiendas
interesantes (Gucci, Chanel, Dior, etc.). En los números 24-30 de la plaza se
encuentra Fauchon, posiblemente la tienda de comestibles más cara
de París, con una sección de tés y especias espectacular. Se `pueden comprar
unos croissants buenísimos. Al lado derecho de La Madeleine hay unos baños
públicos declarados monumento histórico, que bien merecen una bajada para echar
una meadita con la cámara de fotos..Poco después de arrancar hacia el este, en
el número 8 del boulevard de la Madeleine hay que hacer una parada en la Maison du Chocolat.
Después,
caminando por el boulevard des Capucines, se llega a la Place de l´Opéra en la
que destaca el neobarroco palacio Garnier (arquitecto que lo
construyó en 1875), sede de la Ópera parisina. Se puede entrar libremente al
hall (registran las bolsas a la entrada). Si tomásemos la Av. Ópera
desembocaríamos directamente en el Louvre. Uno de los lugares míticos de la
plaza es el Café de la Paix, inaugurado en 1862
por la emperatriz Eugenia. Detrás de la Ópera, subiendo por la rue Halévy están
las populares Galerias Lafayette, el famoso centro
comercial de Paris. Una de las razones por las que hay que entrar a este lugar
es por ver. Pero no por ver todo ese muestrario de cosas que se ofrecen en los
grandes almacenes, sino por poder disfrutar de una maravilla que se ofrece gratuitamente y que la gente suele volver sin haber apreciado, una impresionante bóveda acristalada art-deco de principios del siglo pasado. Muy cerca, en otro centro comercial, los Almacenes Printemps, desde la terraza de la novena planta se puede disfrutar también a coste cero de una maravillosa vista panorámica de la ciudad.
Vamos a
salir de la Ópera por el sur (rue de la Paix) para llegar a la Place Vendôme. La plaza, una de las
más famosas de la capital, está presidida por una gran columna central llamada
columna Vendôme, hecha en 1810 imitando la columna Trajana de Roma, coronada
por una estatua de Napoleón vestido de romano. La columna está forrada de una
chapa colada con el bronce de los cañones arrebatados por los franceses al
enemigo en la batalla de Austerlitz.
Tanto en el camino como en la plaza hay grandes joyerías de élite y tiendas de
moda, además de los lujosos hoteles Ritz (en el que Cocó Chanel
tenía una habitación particular, en la que murió) y Vendôme. Actualmente, el hotel
Ritz ya no pertenece a la familia Ritz, sino al empresario Mohamed Al-Fayed y
fue en la suite Imperial de este hotel donde cenaron Dodi y Diana la noche de
su fatídico accidente.
En esta plaza de lujo se dan cita un montón de firmas
importantes, como Cartier, Boucheron, Dior. Según parece, la
forma del frasco del famoso Chanel nº5 tiene la forma y las proporciones de esta
plaza. En el número 6 está la famosa casa Breguet, que ha suministrado
los relojes de los monarcas y los presidentes franceses. En el 12 se encuentra
la última residencia de Chopin, en la que se instaló en otoño de 1849. Por
aquel entonces, su salud empeoró irremediablemente. El 17 de octubre de 1950
dio el último suspiro. Unos días después, encontraron en el interior de su
chaqueta una carta y un mechón de pelo de George Sand, su único amor.
Desde la place de la
Concorde son hasta aquí aproximadamente otros 3 kms. Si no nos hemos entretenido demasiado, es probable que sean alrededor de las 5 ó 6 de la tarde. Es el tiempo adecuado para, o bien coger el metro y acercarnos hasta el hotel un ratito a descansar, o bien, ya sea en metro o andando, acercarnos al 7 Rue du Faubourg Montmartre a cenar (metro Grans Boulevars L8 y L9). El sitio merece la pena. Es el Bouillon Chartier. Estos restaurantes tipo "Bouillon" nacieron con el objetivo de proporcionar comida caliente y barata a los obreros del mercado. Con esta idea se abrió este local a finales del siglo XIX con decoración tipo art nouveau, muy parisino. Por fuera no resulta nada especial pero el gran salón es muy atractivo. El precio de los entrantes ronda los 8 euros y el de los platos alrededor de 12/14. Con vino se puede poner en unos 25 euros.
Dependiendo de la hora
a la que terminemos y del mejor o peor estado de nuestros cuerpos podemos
pensar en retirarnos a descansar, tratar de asistir a algún espectáculo musical
o pasear un poco por la zona. Hay un sitio que tiene reconocimiento en jazz
vocal que es el Café Universel. Está en el 267 de la Rue Saint Jacques, al lado
de los jardines de Luxemburgo. En concreto este día actúa Agnes Allouch Bill
Evans Trío a las 21 horas. La entrada es libre, solamente cobran la
consumición.
Domingo
27.01.2013. Nôtre
Dame, Barrio Latino, Sorbonne, Tour Eiffel, Bateaux Mouches, Tour Monparnasse
Después de desayunar podemos empezar por hacer una
visita al cementerio de Pere Lachaise, muy cerca de nuestro
hotel. Se utiliza también como parque, para pasear y en él reposan los restos
de mucha gente famosa, desde Chopin hasta Isadora Duncan pasando por Abelardo y
Eloisa, Edit Piaf, María Callas, Jim Morrison, Camus, Negrín, Modigliani,
Rossini o Marcel Proust.
Al terminar
podemos coger el metro hasta Hotel de Ville (M1) para ver el edificio del Ayuntamiento de París. Después caminamos hacia
el sur, cruzamos el Sena por el Pont D´Arcole y ya estamos en la isla. Nada más
cruzar, en el número 9 de Quai Aux Fleurs, pegada al Sena, está la casa de
Abelardo y Eloísa.
Nos acercamos a ver la catedral de Nôtre Dame, terminada de construir en 1345.
La catedral es el otro gran atractivo de la ciudad después de la torre Eiffel,
el símbolo del París medieval y la 9ª atracción más visitada del mundo según la
revista Forbes con 12.000.000 de visitantes al año. Además de todos sus góticos valores arquitectónicos, en el interior destaca
particularmente su magnífico órgano, siendo la plaza de organista titular de
Nôtre-Dame uno de los más altos honores a los que puede aspirar un organista.
Podemos subir a las torres si no hay mucha cola.
En la plaza de la entrada principal a la catedral se encuentra en el pavimento una estrella de bronce que marca el comienzo de las autovías francesas (el kilómetro cero). La estrella se considera oficialmente el centro de París.
Una vez
visitada la catedral de Nôtre Dame, pasamos por el Petit Pont a la orilla izquierda del Sena. Muy
cerquita hay una librería de antiguo curiosa y cargada de historia, en el 37 de la calle
Bucherie (Shakespeare and Co.). Caminamos hasta llegar al
cruce con el Boulevard Saint Germain donde se encuentra La
Sorbonne. Seguimos por la Rue Racine hasta el Odéon-Théâtre de l'Europe, uno de los seis Teatros
Nacionales de Francia. Estamos a un paso de los Jardines de Luxemburgo, en los
que haremos una pequeña incursión.
Según los ánimos y la hora, podemos acercarnos o
no al Panteón, donde se encuentran los
restos de numerosas personalidades de la historia de Francia (Voltaire, Rousseau, Marat. Víctor Hugo, Émile Zola, Marie Curie, Louis Braille, Jean Monnet).
Caminamos por la Rue Toumon hasta el Boulevard
Saint Germain. Estamos en el barrio Latino, llamado así porque es el barrio de
la universidad, en la que las clases se daban en latín. En el número 6 de la
plaza Saint Germain des Prés está uno de los cafés míticos de Paris, Les Deux Magots, frecuentado en su día por
numerosos artistas y filósofos como Sartre, Gide, Giraudoux, Picasso,
Hemingway, Sartre, Simone de Beauvoir, André Breton. Anualmente se concede el premios
literario Deux Magots que desde hace unos años se han ampliado también al campo
de la música. Este año se otorgan el 29 de Enero.
En el 172
de este boulevard hay otro local famoso, el Café de Flore, fundado en 1887. Los primeros asiduos fueron intelectuales
de extrema derecha, pero a partir de 1939 se convierte en el centro de la
intelectualidad gracias a Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Después acuden representantes
ilustres de la nouvelle vague y del mundo del cine, les siguen grandes
diseñadores de moda y famosos del mundo de la canción. Hoy todavía conserva en
buena medida ese ambiente de intelectualidad y aún puede presumir de contar
entre sus incondicionales a un buen número de famosos del mundo del cine, de la
política y de la literatura. Desde 1994 se conceden los premios de Flore, que potencian a autores
prometedores. El premiado recibe un premio en metálico y una copa de vino
blanco Pouilly a tomar en el Café de Flore durante un año, en una copa grabada
con su nombre. Al lado del Café de Flore, en el 174, una librería muy famosa, L'ecume des pages.
Desde
aquí podemos coger el metro hasta La Tour Maubourg para acercarnos a Les Invalides a ver la tumba de
Napoleón, o bien ir directamente a la Torre Eiffel. Las paradas de metro son Bir Hakeim o Trocadéro, las dos
en la línea 6. En RER, la parada es Champ de Mars Tour Eiffel. La más
recomendada en las guías es Trocadéro, pero yo creo que es preferible ir hasta Ecole
Militaire para así, a través de los Campos de Marte acercarnos viendo
directamente la Torre desde la distancia. El ascenso hasta la torre son tres
pisos. Es fácil imaginar que haya gente porque siempre la hay, por tanto será
complicado subir en ascensor sin hacer algo así como una hora o algo más de cola.
La alternativa es hacer a pie los primeros dos pisos. Para subir al tercero hay
que hacerlo en ascensor a la fuerza. Mi propuesta es dejar la visión panorámica
de la ciudad para la Tour Montparnasse.
Cuando
terminemos (ya sea habiendo subido o no), nos acercamos a Pont de l´Alma (Port
de la Conference, orilla derecha), que está muy cerca, para hacer un paseo por
el Sena en los Bateaux Mouches que es una forma
interesante de tener una visión de conjunto de la ciudad. Los barcos salen cada
media hora hasta las 21 h. Sólo admiten reservas para trayectos con comida o
cena. El precio de un paseo sencillo de 1 hora es de 11,5 euros y el mismo
trayecto pero con almuerzo o cena cuesta 55 €. Dicen que el mejor momento para
hacer el recorrido es arrancar un poco antes de que se ponga el sol para
finalizarlo con las iluminaciones de París en todo su apogeo.
Después del trayecto en barco por el Sena, ya un poco descansados, podemos acercarnos a la Tour Montparnasse. Cogemos el RER en Pont de
l´Alma hasta Champ de Mars-Tour Eiffel y desde allí la M6 del metro hasta
Montparnasse-Bienvenue. La torre (33 Av. Du Maine) se puede visitar hasta las
22:30 h. y hay que llegar media hora antes. Son 210 metros, el ascensor sube 56
pisos en 38 segundos y los 3 restantes hay que subir andando. El precio es de
13 euros. La vista es espectacular.
Es el
momento de reponer fuerzas. Nos vamos hasta el 39 del mismo Boulevard
Montparnasse, (metro Edgard Quinet, o Raspail) donde hay un Sud-Ouest & Cia, un restaurante de cocina tradicional
del sudoeste de Francia, fundamentalmente a base de foie y derivados del pato,
aunque hay muchas otras exquisiteces. Comer a la carta es caro, pero tienen menús
de precio fijo (formules les llaman los franceses), en los que puedes tomar un
entrante y un plato o un plato y un postre por 19,5 ó 29,5 €, que no están nada
mal. Está abierto hasta las 23:00 h.
Lunes, 28.01.2013. Beaubourg, Les Halles, Le Marais, Place des Vosgues.
No disponemos de mucho tiempo. Alrededor de las 13
horas hay que iniciar el camino de vuelta. Es probable que se produzcan
dispersiones entre el personal por el cansancio, por intereses concretos en ver
algo de lo mucho que falta y porque Lola tiene intención de hacer un reportaje
en la Ópera. Quizás algunos quieran ir a un museo y otros prefieran callejear.
Una
posibilidad es conocer el museo Rodin, que es pequeño y se puede ver con cierta
rapidez, aunque yo optaría por acercarnos a conocer la zona del Beaubourg.
Empezaríamos la jornada dirigiéndonos en el metro hasta Rambuteau (M11).
Caminamos por la Rue Beaubourg hasta llegar al Museo Pompidou. El edificio es
uno de los más extravagantes de París y en su momento levantó grandes polémicas
su construcción debido a los conductos de aire, tuberías, ascensores y
escaleras mecánicas de colores situados en el exterior. Muchos parisinos le
llaman La Refineria. Vale la pena verlo, al menos desde fuera. No creo que
debamos pasar a visitar las exposiciones
(13 €) porque no hay mucho tiempo y es grande, pero podemos por 3 € entrar a
conocerlo y subir al área panorámica. En la plaza frente al museo y en las
calles adyacentes hay un ambiente juvenil, desenfadado y bohemio.
Después,
muy cerca caminando está el Forum des Halles, un centro comercial
muy tradicional del corazón de París. Emplazado en el antiguo mercado mayorista
(el Mercamadrid de París), en los años 70 se transformó en espacio cultural de
vanguardia tras ser aprobado un proyecto de Bofill para la remodelación. Hoy ya
un poco anticuado, es un centro importante de comunicaciones subterráneo, sigue
siendo un concurrido centro comercial en el corazón de la capital, muy visitado
y polo eventual de confluencia de skaters y de toda la peña rapera.
Un poco
al este, limitado por la rue du Temple, el boulevard Beaumarchais y la rue de
Bretagne, se encuentra Le Marais, llamado así por estar emplazado en una zona
pantanosa (marais en francés significa marisma). Le Marais es un barrio para callejear.
Se considera uno de los barrios más cosmopolitas del viejo continente. En él
reside la población judía más importante de Europa. Aquí hay tiendas,
restaurantes, bares, museos y galerías de arte que funcionan en bellos
edificios de arquitectura aristocrática herencia de los siglos XVI y XVII. El
look actual del barrio comienza a gestarse en los años 80 cuando se desarrolla
allí la movida gay y eso atrae a artistas, músicos, modelos y demás personajes
que le van dando otros aires. El lado judío se observa en los personajes que
pasean por la zona con barba larga y gorros o sombreros característicos, y
también en los restaurantes típicos (en la Rue des Rosiers, se encuentra L’As du Fallafel). El lado gay salta a
la vista: banderas arco iris, bares de ambiente aunque de día no es más que un
débil reflejo de lo que puede ser por la noche.
Y
callejeando por el Marais llegamos a la Place des Vosges, donde de vez en
cuando hay músicos tocando en la calle, donde se encuentra la casa de Victor
Hugo y cuyos rincones ocultan patios inesperados. Podemos dar por terminada la
visita en la plaza de la Bastilla, donde se encuentra la nueva Opera de Paris,
la Opéra-Bastille.
Es hora de tomar el metro y regresar al hotel
para iniciar el camino de vuelta a Madrid.
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