jueves, 14 de febrero de 2013

Sin sombras en la Ciudad de la Luz

Uno oye lo de la Ciudad de la Luz y le suena grande. La Ville Lumière, la ciudad que alumbra, la que marca el rumbo, el faro de Europa, el punto de referencia, la guía. Tiene fuerza, es bonito, llamativo, impactante. A París le sienta bien y atesora sobradas razones para defender la denominación con la cabeza bien alta. Le imprime una connotación cosmopolita que se merece, un aire majestuoso, un tono de importancia que nos lleva inmediata e inconscientemente al esplendor, a “la grandeur”. Sin duda, un sobrenombre atinado. 
No sé realmente a qué ni a quién se debe. Tampoco parece que nadie lo sepa a ciencia cierta. Pero, no cabe duda alguna, es una afinada operación de marketing que da mucho juego a la ciudad. 
Y ya está. Conviene dejarlo ahí, no hay por qué darle más vueltas. Suena bien y punto. Si ahondamos un poco en la historia cabe la posibilidad de que, sin querer, matemos la poesía. No tenemos por qué saber ni queremos suponer que una denominación tan glamourosa responda a orígenes terrenos. Ni creernos que haya que pensar,como se dice, que París era en su momento una ciudad oscura, complicada, con cierto peligro para los viandantes, y que fue por ello por lo que el rey obligó a los parisinos a dejar alguna candela en las ventanas o a mantener un fuego frente a las casas, a fin de dar un poco de luminosidad a la vía pública. Ni será verdad ni nos interesa esa banalidad. Ni tampoco queremos averiguar si ciertamente la Place de la Concorde fue uno de los primeros lugares urbanos iluminados con luz eléctrica, porque no va a ningún sitio.
Nos basta saber que París es la Ciudad de la Luz, del encanto, de la bohème, la capital de la que irradia la moda, de donde arranca el glamour, la que atesora la cultura, la que crea la vanguardia y donde se incuba el savoire faire. Lo demás son zarandajas.

martes, 5 de febrero de 2013

Shakespeare and company



¿Por qué hay que pasarse por Shakespeare and Company? ¿Cuál es el encanto de esta librería de viejo? ¿Qué le convierte en especial? Posiblemente lo que hace realmente mágico un lugar no es lo que muestra, es el tesoro, lo que encierra, lo que apunta, lo que lleva dentro. Shakespeare and Company encierra mucho amor por los libros y lleva dentro mucho París, que no es poco. Allí dentro se ha dado cita lo más granado de la intelectualidad. Allí está escondida la historia de Francia, allí viven los grandes nombres de la literatura, allí Sartre, Beauvoir, Breton o Kerouac, allí también la guerra y la gesta heroica de su primera propietaria, Sylvia Beach, que asumió el cierre del local por negarse a vender un volumen de Joyce a un oficial alemán en plena ocupación nazi. Lo que encontramos en el 37 de la rue de la Bûcherie no es una librería, es un mito. Sobran motivos para detenerse en este rincón parisino y extasiarse ante este sencillo monumento a las letras, ante este estandarte memorable de la cultura bien entendida. Chapeau !!

sábado, 2 de febrero de 2013

De vuelta

Ya estamos de vuelta. París, es verdad, nunca decepciona. En poco más de un suspiro hemos tenido que saciar nuestras ansias parisinas. Y lo hemos hecho a conciencia. Encontramos esta vez una Ciudad de la Luz totalmente renovada, luminosa y mundana, elegante y coqueta, encantadora, atractiva, cosmopolita. Como todas las otras veces aunque siempre diferente. París tiene de todo. Para todos los gustos hay París.


Algunos aprovecharon el viaje para reconciliarse con la torre Eiffel, majestuosa
La place Vendôme, destino de muchas fortunas, deslumbra cuando empieza a quedarse sin luz 
Atrás quedan los preparativos ilusionantes de la escapada, los programas apretados con los puntos de interés, los apuntes de lo imprescindible. Todos volvemos con el convencimiento de que ha sido un viaje relámpago, una incursión demasiado fugaz entre los destellos de la capital más codiciada del mundo, a pesar de haber vivido estos días con total intensidad y a pesar de haber podido disfrutar a pelo de muchos de los alicientes que ofrece la ciudad de la luz en estado puro. 
El embrujo de París atrae irresistiblemente millones de miradas
Un viaje sencillo e intenso, un encuentro directo, sin apretujones, con mayúsculas. Han sido tres días de no parar, de agotador galope tendido a través del asfalto, para regresar únicamente con la ropa ligeramente impregnada de sabor parisino y la retina abarrotada de colores. Sobresaliente el embrujo de esta ciudad que crece en atractivo día a día, golpe a golpe, palmo a palmo. Hemos podido cumplir con buena parte de lo programado, hemos estirado los días hasta el límite pero, por mucho que abarcásemos, somos conscientes de que hay mucho más, infinitamente más, de que siempre dejaríamos mucho París pendiente repartido por sus calles. Hay que volver. Muchas veces.
En el Bouillon Chartier, con un toque "impresionista"
Una máxima sugerente
El palacio Garnier sede del teatro de la Ópera, admirable por fuera, impresionante por dentro
Todas las grandes firmas se concentran en la capital del Sena

sábado, 19 de enero de 2013

Programa apresurado para volver después de un fin de semana diciendo que ya conoces París


Viernes, 25.01.2013. Inauguramos París



Llegamos al aeropuerto Charles de Gaulle a las 18:30 horas. Es uno de los aeropuertos más importantes del mundo (el segundo después de Heathrow). Está a 23 km de la ciudad.

Las alternativas y precios por persona para ir al centro son las siguientes: Autobús, (5,10 €), RER B/Metro, 9,25€. Descartados Alquiler coche (somos 10), Taxi  (55 € y una hora) y  Shuttle (microbús privado para 5/7 personas).

En tren (RER) desde CDG a Gare du Nord se tardan unos 25 minutos. Desde allí a Pere Lachaise hay 8 estaciones en la línea M2 del Metro. El billete de RER es válido para el Metro. En una hora más o menos podemos estar en casa.

El horario del Metro es de 05:30 a 01:15. Los billetes normales (Ticket t+) pueden ser adquiridos de forma individual o en packs de 10 en ventanillas y máquinas expendedoras. El precio es de 1,7 € el billete sencillo y de 12,7 € el pack de 10.

La línea del autobús 351 lleva hasta Nation. Hay que andar un poco pero es la forma más económica aunque con las maletas la caminata no parece lo más indicado.

Llegaremos al hotel alrededor de las 20:30/21 h. A esas horas no es fácil encontrar algo para cenar en el barrio. He visto un bistrot-brasserie a la altura del 133 de la Rue de la Roquette, esquina Saint Maur (Le Decalé), que puede servir para un tentempié.

Podemos dar un paseíto por el barrio. No parece conveniente pensar en desplazarse al centro porque al día siguiente hay que madrugar, pero ya veremos en el momento lo que pasa.

Sábado 26.01.2013. Arc du Triomphe, Champs Elysées, Concorde, la Madeleine, Ópera, Place Vendôme.


Vamos a comenzar el paseo desde el Arco del Triunfo, de oeste a este. Para llegar hay que coger el metro hasta Charles de Gaulle-Etoile. Llegan allí las líneas M1, M2 y M6 y también el RER A. El Arco del Triunfo lo hizo construir Napoleón para celebrar su victoria en la batalla de Austerlitz, al parecer inspirado en el Arco de Tito en Roma. Allí se encuentra la Tumba del soldado desconocido, que homenajea con una llama permanente a los caídos en la primera guerra mundial. Es posible ascender a la terraza que hay en lo más alto y disfrutar de una interesante vista panorámica de París. Se puede ver, al oeste el Gran Arco de la Defensa y en el lado contrario el Obelisco de la Plaza de la Concordia. Entre medias las doce avenidas radiales que confluyen en la plaza. En principio arrancamos en dirección este para hacer el recorrido de los Campos Eliseos hasta la Place de la Concorde. En línea recta son alrededor de unos 3,5 kms.

Al salir de Charles de Gaule-Etoile, el primer barrio a la derecha, en dirección al Sena, es el barrio Chaillot, una zona residencial de casas majestuosas sin bares ni comercios. En esta zona se encuentran muchas embajadas. Entre la avenida George V, los Campos Elíseos y la avenida Montaigne, se encuentra el famoso Triangle d´Or, una zona exquisita en la que se albergan las principales firmas de la moda parisina. Por allí están Christian Dore, Givenchy (delante de la embajada española), un poco más adelante Balenciaga, Kenzo, Yves Saint Laurent, Chanel, etc. Al parecer, vale la pena visitar la de Jean Paul Gautier, en la Av. Georges V, con estanterías en cristal de Venecia, pantallas de vídeo incrustadas en las paredes y un busto femenino presidiendo el vestíbulo, La acogida de gente normal en estos espacios, en principio reservados a gente adinerada, suele ser fría pero educada. En medio de este dominio italo-francés casi exclusivo, Calvin Klein fue la primera firma americana que se hizo un hueco en la zona, aunque ahora ya hay bastantes. Justo enfrente de Calvin Klein (en el n º 25 de la Avenida Montaigne) se halla el peliculero hotel de cinco estrellas Plaza Athénée París (Cuando menos te lo esperas, El diablo viste de Prada, Sexo en Nueva York), que permite hacer una pausa. En su salón cafetería de la planta baja se puede degustar un té inglés con rosquillas y retomar fuerzas antes de proseguir. Al final de la avenida está Prada, la marca italiana. Haciendo esquina con los Campos Elíseos, sobre una superficie de mil metros cuadrados y tres pisos, Louis Vuitton. La créme de la créme está en el Triángulo de Oro..

Un poco más adelante, siguiendo a la derecha por la Av. Winston Churchil, están el Grand Palais (suele haber exposiciones interesantes; hasta el 3 de febrero está la de Hopper por si alguien no la ha visto en Madrid) y el Petit Palais, diseñados para la Exposición Universal de 1900. Al final de la Avenida W. Churchill, se encuentra el Puente de Alejandro III, que cruza el Sena hacia la explanada de los Inválidos (tumba de Napoleón) y la torre Eiffel. El puente de Alejandro III es el más largo y el más bonito. Ha sido protagonista en muchas películas (Panorama para matar –James Bond-, Anastasia –Ingrid Bergman-, Medianoche en París –Woody Allen).  Poco antes de llegar a la Place de la Concorde, a la izquierda está el Palacio del Elíseo, residencia del presidente francés, aunque la entrada principal está en el lado opuesto, por la Rue Saint Honoré.

La place de la Concorde es uno de los puntos neurálgicos de París y una locura de tráfico. Esta plaza, además, tiene algo que ver con la denominación de París como “la ciudad de la luz”. Aunque hay otras versiones, lo cierto es que la Place de la Concorde es el primer lugar donde se instaló la luz eléctrica en la ciudad en 1844, siendo París una de las ciudades pioneras en la instalación de luz eléctrica, motivo por el cual se le empezó a conocer como "ciudad de la luz" (también dicen que se la llama así porque en el siglo XVII se instauró la norma de encender una lumbre en las ventanas para que la ciudad no fuera tan peligrosa de noche). En el centro de la plaza se puede apreciar el Obelisco traído de Luxor. La plaza es uno de los lugares más visitados de París, pero hay un detalle importante del obelisco y de la Plaza que suele pasa inadvertido para la mayor parte de la gente. Casi nadie repara en que la plaza y el obelisco son el mayor reloj solar del mundo. Los números romanos que hay en el suelo repartidos por toda la plaza indican la hora. El obelisco es un gigantesco reloj de sol.

Al norte, en medio de los dos edificios encolumnados arranca la rue Royale, al fondo de la cual se aprecia la iglesia de la Madeleine. En el lado opuesto, cruzando el puente de la Concordia, el Palacio Bourbón, sede de la Asamblea Nacional, al otro lado del Sena. Al este, como prolongación de los Campos Elíseos, los jardines de Tullerías, con el Louvre al fondo. Hacia el norte, tomando la rue Royale, se ve la iglesia de la Madeleine, que se parece al Partenón de Atenas. En el camino, antes de llegar a la Madeleine, a la izquierda, está el célebre y prohibitivo restaurante Maxims. Los precios no son aptos para todos los bolsillos, pero justo al lado esta Minim´s, una cafetería con platos de calidad y algo más económicos. Hay que fijarse en una vitrina sucia que hay al lado del Maxim´s, que guarda un pedazo importante de historia, un edicto que llamaba a la movilización general para el 2 de agosto de 1914, justo un día antes de que Alemania declarase oficialmente la guerra a Francia. 


En esa misma acera, un poco más cerca de la Madeleine hay algunas tiendas interesantes (Gucci, Chanel, Dior, etc.). En los números 24-30 de la plaza se encuentra Fauchon, posiblemente la tienda de comestibles más cara de París, con una sección de tés y especias espectacular. Se `pueden comprar unos croissants buenísimos. Al lado derecho de La Madeleine hay unos baños públicos declarados monumento histórico, que bien merecen una bajada para echar una meadita con la cámara de fotos..Poco después de arrancar hacia el este, en el número 8 del boulevard de la Madeleine hay que hacer una parada en la Maison du Chocolat.

Después, caminando por el boulevard des Capucines, se llega a la Place de l´Opéra en la que destaca el neobarroco palacio Garnier (arquitecto que lo construyó en 1875), sede de la Ópera parisina. Se puede entrar libremente al hall (registran las bolsas a la entrada). Si tomásemos la Av. Ópera desembocaríamos directamente en el Louvre. Uno de los lugares míticos de la plaza es el Café de la Paix, inaugurado en 1862 por la emperatriz Eugenia. Detrás de la Ópera, subiendo por la rue Halévy están las populares Galerias Lafayette, el famoso centro comercial de Paris. Una de las razones por las que hay que entrar a este lugar es por ver. Pero no por ver todo ese muestrario de cosas que se ofrecen en los grandes almacenes, sino por poder disfrutar de una maravilla que se ofrece gratuitamente y que la gente suele volver sin haber apreciado, una impresionante bóveda acristalada art-deco de principios del siglo pasado. Muy cerca, en otro centro comercial, los Almacenes Printemps, desde la terraza de la novena planta se puede disfrutar también a coste cero de una maravillosa vista panorámica de la ciudad.

Vamos a salir de la Ópera por el sur (rue de la Paix) para llegar a la Place Vendôme. La plaza, una de las más famosas de la capital, está presidida por una gran columna central llamada columna Vendôme, hecha en 1810 imitando la columna Trajana de Roma, coronada por una estatua de Napoleón vestido de romano. La columna está forrada de una chapa colada con el bronce de los cañones arrebatados por los franceses al enemigo en la batalla de Austerlitz. Tanto en el camino como en la plaza hay grandes joyerías de élite y tiendas de moda, además de los lujosos hoteles Ritz (en el que Cocó Chanel tenía una habitación particular, en la que murió) y Vendôme. Actualmente, el hotel Ritz ya no pertenece a la familia Ritz, sino al empresario Mohamed Al-Fayed y fue en la suite Imperial de este hotel donde cenaron Dodi y Diana la noche de su fatídico accidente. 


En esta plaza de lujo se dan cita un montón de firmas importantes, como Cartier, Boucheron, Dior. Según parece, la forma del frasco del famoso Chanel nº5 tiene la forma y las proporciones de esta plaza. En el número 6 está la famosa casa Breguet, que ha suministrado los relojes de los monarcas y los presidentes franceses. En el 12 se encuentra la última residencia de Chopin, en la que se instaló en otoño de 1849. Por aquel entonces, su salud empeoró irremediablemente. El 17 de octubre de 1950 dio el último suspiro. Unos días después, encontraron en el interior de su chaqueta una carta y un mechón de pelo de George Sand, su único amor.

Desde la place de la Concorde son hasta aquí aproximadamente otros 3 kms. Si no nos hemos entretenido demasiado, es probable que sean alrededor de las 5 ó 6 de la tarde. Es el tiempo adecuado para, o bien coger el metro y acercarnos hasta el hotel un ratito a descansar, o bien, ya sea en metro o andando, acercarnos al 7 Rue du Faubourg Montmartre a cenar (metro Grans Boulevars L8 y L9). El sitio merece la pena. Es el Bouillon Chartier. Estos restaurantes tipo "Bouillon" nacieron con el objetivo de proporcionar comida caliente y barata a los obreros del mercado. Con esta idea se abrió este local a finales del siglo XIX con decoración tipo art nouveau, muy parisino. Por fuera no resulta nada especial pero el gran salón es muy atractivo. El precio de los entrantes ronda los 8 euros y el de los platos alrededor de 12/14. Con vino se puede poner en unos 25 euros.

Dependiendo de la hora a la que terminemos y del mejor o peor estado de nuestros cuerpos podemos pensar en retirarnos a descansar, tratar de asistir a algún espectáculo musical o pasear un poco por la zona. Hay un sitio que tiene reconocimiento en jazz vocal que es el Café Universel. Está en el 267 de la Rue Saint Jacques, al lado de los jardines de Luxemburgo. En concreto este día actúa Agnes Allouch Bill Evans Trío a las 21 horas. La entrada es libre, solamente cobran la consumición.

Domingo 27.01.2013. Nôtre Dame, Barrio Latino, Sorbonne, Tour Eiffel, Bateaux Mouches, Tour Monparnasse

Después de desayunar podemos empezar por hacer una visita al cementerio de Pere Lachaise, muy cerca de nuestro hotel. Se utiliza también como parque, para pasear y en él reposan los restos de mucha gente famosa, desde Chopin hasta Isadora Duncan pasando por Abelardo y Eloisa, Edit Piaf, María Callas, Jim Morrison, Camus, Negrín, Modigliani, Rossini o Marcel Proust.

Al terminar podemos coger el metro hasta Hotel de Ville (M1) para ver el edificio del Ayuntamiento de París. Después caminamos hacia el sur, cruzamos el Sena por el Pont D´Arcole y ya estamos en la isla. Nada más cruzar, en el número 9 de Quai Aux Fleurs, pegada al Sena, está la casa de Abelardo y Eloísa. 

Nos acercamos a ver la catedral de Nôtre Dame, terminada de construir en 1345. La catedral es el otro gran atractivo de la ciudad después de la torre Eiffel, el símbolo del París medieval y la 9ª atracción más visitada del mundo según la revista Forbes con 12.000.000 de visitantes al año. Además de todos sus góticos valores arquitectónicos, en el interior destaca particularmente su magnífico órgano, siendo la plaza de organista titular de Nôtre-Dame uno de los más altos honores a los que puede aspirar un organista. Podemos subir a las torres si no hay mucha cola.

En la plaza de la entrada principal a la catedral se encuentra en el pavimento una estrella de bronce que marca el comienzo de las autovías francesas (el kilómetro cero). La estrella se considera oficialmente el centro de París.

Una vez visitada la catedral de Nôtre Dame, pasamos por el Petit Pont a la orilla izquierda del Sena. Muy cerquita hay una librería de antiguo curiosa y cargada de historia, en el 37 de la calle Bucherie (Shakespeare and Co.). Caminamos hasta llegar al cruce con el Boulevard Saint Germain donde se encuentra La Sorbonne. Seguimos por la Rue Racine hasta el Odéon-Théâtre de l'Europe, uno de los seis Teatros Nacionales de Francia. Estamos a un paso de los Jardines de Luxemburgo, en los que haremos una pequeña incursión.

Según los ánimos y la hora, podemos acercarnos o no al Panteón, donde se encuentran los restos de numerosas personalidades de la historia de Francia (Voltaire, Rousseau, Marat. Víctor Hugo, Émile Zola, Marie Curie, Louis Braille, Jean Monnet).

Caminamos por la Rue Toumon hasta el Boulevard Saint Germain. Estamos en el barrio Latino, llamado así porque es el barrio de la universidad, en la que las clases se daban en latín. En el número 6 de la plaza Saint Germain des Prés está uno de los cafés míticos de Paris, Les Deux Magots, frecuentado en su día por numerosos artistas y filósofos como Sartre, Gide, Giraudoux, Picasso, Hemingway, Sartre, Simone de Beauvoir, André Breton. Anualmente se concede el premios literario Deux Magots que desde hace unos años se han ampliado también al campo de la música. Este año se otorgan el 29 de Enero.

En el 172 de este boulevard hay otro local famoso, el Café de Flore, fundado en 1887. Los primeros asiduos fueron intelectuales de extrema derecha, pero a partir de 1939 se convierte en el centro de la intelectualidad gracias a Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Después acuden representantes ilustres de la nouvelle vague y del mundo del cine, les siguen grandes diseñadores de moda y famosos del mundo de la canción. Hoy todavía conserva en buena medida ese ambiente de intelectualidad y aún puede presumir de contar entre sus incondicionales a un buen número de famosos del mundo del cine, de la política y de la literatura. Desde 1994 se conceden los premios de Flore, que potencian a autores prometedores. El premiado recibe un premio en metálico y una copa de vino blanco Pouilly a tomar en el Café de Flore durante un año, en una copa grabada con su nombre. Al lado del Café de Flore, en el 174, una librería muy famosa, L'ecume des pages.

Desde aquí podemos coger el metro hasta La Tour Maubourg para acercarnos a Les Invalides a ver la tumba de Napoleón, o bien ir directamente a la Torre Eiffel. Las paradas de metro son Bir Hakeim o Trocadéro, las dos en la línea 6. En RER, la parada es Champ de Mars Tour Eiffel. La más recomendada en las guías es Trocadéro, pero yo creo que es preferible ir hasta Ecole Militaire para así, a través de los Campos de Marte acercarnos viendo directamente la Torre desde la distancia. El ascenso hasta la torre son tres pisos. Es fácil imaginar que haya gente porque siempre la hay, por tanto será complicado subir en ascensor sin hacer algo así como una hora o algo más de cola. La alternativa es hacer a pie los primeros dos pisos. Para subir al tercero hay que hacerlo en ascensor a la fuerza. Mi propuesta es dejar la visión panorámica de la ciudad para la Tour Montparnasse.

Cuando terminemos (ya sea habiendo subido o no), nos acercamos a Pont de l´Alma (Port de la Conference, orilla derecha), que está muy cerca, para hacer un paseo por el Sena en los Bateaux Mouches que es una forma interesante de tener una visión de conjunto de la ciudad. Los barcos salen cada media hora hasta las 21 h. Sólo admiten reservas para trayectos con comida o cena. El precio de un paseo sencillo de 1 hora es de 11,5 euros y el mismo trayecto pero con almuerzo o cena cuesta 55 €. Dicen que el mejor momento para hacer el recorrido es arrancar un poco antes de que se ponga el sol para finalizarlo con las iluminaciones de París en todo su apogeo. 

Después del trayecto en barco por el Sena, ya un poco descansados, podemos acercarnos a la Tour Montparnasse. Cogemos el RER en Pont de l´Alma hasta Champ de Mars-Tour Eiffel y desde allí la M6 del metro hasta Montparnasse-Bienvenue. La torre (33 Av. Du Maine) se puede visitar hasta las 22:30 h. y hay que llegar media hora antes. Son 210 metros, el ascensor sube 56 pisos en 38 segundos y los 3 restantes hay que subir andando. El precio es de 13 euros. La vista es espectacular.

Es el momento de reponer fuerzas. Nos vamos hasta el 39 del mismo Boulevard Montparnasse, (metro Edgard Quinet, o Raspail) donde hay un Sud-Ouest & Cia, un restaurante de cocina tradicional del sudoeste de Francia, fundamentalmente a base de foie y derivados del pato, aunque hay muchas otras exquisiteces. Comer a la carta es caro, pero tienen menús de precio fijo (formules les llaman los franceses), en los que puedes tomar un entrante y un plato o un plato y un postre por 19,5 ó 29,5 €, que no están nada mal. Está abierto hasta las 23:00 h.


Lunes, 28.01.2013. Beaubourg, Les Halles, Le Marais, Place des Vosgues. 


No disponemos de mucho tiempo. Alrededor de las 13 horas hay que iniciar el camino de vuelta. Es probable que se produzcan dispersiones entre el personal por el cansancio, por intereses concretos en ver algo de lo mucho que falta y porque Lola tiene intención de hacer un reportaje en la Ópera. Quizás algunos quieran ir a un museo y otros prefieran callejear.

Una posibilidad es conocer el museo Rodin, que es pequeño y se puede ver con cierta rapidez, aunque yo optaría por acercarnos a conocer la zona del Beaubourg. Empezaríamos la jornada dirigiéndonos en el metro hasta Rambuteau (M11). Caminamos por la Rue Beaubourg hasta llegar al Museo Pompidou. El edificio es uno de los más extravagantes de París y en su momento levantó grandes polémicas su construcción debido a los conductos de aire, tuberías, ascensores y escaleras mecánicas de colores situados en el exterior. Muchos parisinos le llaman La Refineria. Vale la pena verlo, al menos desde fuera. No creo que debamos pasar  a visitar las exposiciones (13 €) porque no hay mucho tiempo y es grande, pero podemos por 3 € entrar a conocerlo y subir al área panorámica. En la plaza frente al museo y en las calles adyacentes hay un ambiente juvenil, desenfadado y bohemio.

Después, muy cerca caminando está el Forum des Halles, un centro comercial muy tradicional del corazón de París. Emplazado en el antiguo mercado mayorista (el Mercamadrid de París), en los años 70 se transformó en espacio cultural de vanguardia tras ser aprobado un proyecto de Bofill para la remodelación. Hoy ya un poco anticuado, es un centro importante de comunicaciones subterráneo, sigue siendo un concurrido centro comercial en el corazón de la capital, muy visitado y polo eventual de confluencia de skaters y de toda la peña rapera.

Un poco al este, limitado por la rue du Temple, el boulevard Beaumarchais y la rue de Bretagne, se encuentra Le Marais, llamado así por estar emplazado en una zona pantanosa (marais en francés significa marisma). Le Marais es un barrio para callejear. Se considera uno de los barrios más cosmopolitas del viejo continente. En él reside la población judía más importante de Europa. Aquí hay tiendas, restaurantes, bares, museos y galerías de arte que funcionan en bellos edificios de arquitectura aristocrática herencia de los siglos XVI y XVII. El look actual del barrio comienza a gestarse en los años 80 cuando se desarrolla allí la movida gay y eso atrae a artistas, músicos, modelos y demás personajes que le van dando otros aires. El lado judío se observa en los personajes que pasean por la zona con barba larga y gorros o sombreros característicos, y también en los restaurantes típicos (en la Rue des Rosiers, se encuentra L’As du Fallafel). El lado gay salta a la vista: banderas arco iris, bares de ambiente aunque de día no es más que un débil reflejo de lo que puede ser por la noche.



Y callejeando por el Marais llegamos a la Place des Vosges, donde de vez en cuando hay músicos tocando en la calle, donde se encuentra la casa de Victor Hugo y cuyos rincones ocultan patios inesperados. Podemos dar por terminada la visita en la plaza de la Bastilla, donde se encuentra la nueva Opera de Paris, la Opéra-Bastille.

Es hora de tomar el metro y regresar al hotel para iniciar el camino de vuelta a Madrid.